La historia

Laberinto de la Atlántida

En las profundidades del mar, se ha descubierto una antigua ciudad perdida, hundida por un evento catastrófico. Circulan rumores de la Atlántida. Con tu equipo de buzos, te acercas a las turbias profundidades. Bancos de peces nadan con curiosidad. De vez en cuando, en la oscuridad, justo fuera del alcance de tu lámpara, vislumbras criaturas más grandes. Parpadeas varias veces para agudizar la vista.
Por un momento crees ver figuras con torsos humanos y colas de pez brillantes en las sombras.
A medida que avanzas, la luz de tu lámpara comienza a reflejarse en las estructuras que se alzan desde el fondo del mar. Enormes torres cubiertas de coral y algas. Se revelan ante ti indicios de acueductos, carreteras y una arquitectura impresionante. Claramente, esta era una civilización muy avanzada para su época. Te aventuras más allá y llegas a la entrada de un edificio cercano. Extraños símbolos están inscritos sobre el arco. Dentro, reina la oscuridad total. Iluminas la oscuridad con tu lámpara, esperando descubrir algún artefacto o tesoro. Enfadados, los cangrejos corren por el suelo de la cámara, molestos por la perturbación.
Justo cuando estás a punto de abandonar la búsqueda y seguir adelante, un misterioso destello en un nicho de la pared te atrae. Curioso, te acercas nadando y descubres una pequeña caja de madera. Sorprendentemente, el artefacto se encuentra en perfecto estado a pesar de haber permanecido siglos bajo el agua. Claramente, una fuerza misteriosa lo ha protegido de las influencias destructivas del océano. Al examinar los símbolos y mecanismos de la caja, intuyes que hay algo más. Instintivamente, apagas la lámpara. Pero un suave resplandor persiste en el estrecho espacio, latiendo como un latido. Te das cuenta de que la caja en tus manos es la fuente de luz. En lo profundo, una energía parpadea y crece al ritmo de tu respiración. Se decía que la Atlántida estuvo impulsada por una fuente de energía mística. Quizás ahora tengas esa energía en tus manos. Si tan solo pudieras encontrar la manera de liberar la chispa, tal vez sería posible revivir la Atlántida. Solo la paciencia y la determinación te dirán si tienes razón...