Los mitos mayas
El clic de la última rueda resuena en la recámara. Los has resuelto, los enigmas de los dioses de la muerte. Como los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, te has abierto camino a través de la oscuridad y la confusión de la posteridad de espíritus poderosos.
Cuando colocas la última palanca de la caja en su lugar, escuchas el silbido de la maquinaria por última vez antes de que puedas abrirla. La caja de los gemelos, la luna y el sol. Y por más inmortales que sean en nuestro cielo, la pequeña moneda que cae en tu regazo es igualmente permanente.
Cierras los dedos alrededor del metal revestido, el viejo brillo del oro hace mucho tiempo que se ha desvanecido por el tiempo y el polvo. Entonces los escuchas. Los tambores, cuyo rugido recorre tus extremidades como olas calientes. La canción que te llega desde la distancia del tiempo te hace estremecer al cerrar los ojos.
Y ahí los ven, Hunahpú e Ixbalanqué, jugando su último partido de pelota contra los dioses Hun Came y Vacub Cam. Sus gritos tensos resuenan desde los escalones cubiertos de musgo. La risa burlona de los dioses llega a tus oídos cuando se vuelven hacia ti. En busca de ayuda. Interrogatorio. Sorprendido de verte.
La pelota vuelve a volar por el aire y rebota en la vieja piedra con un estruendo de trueno.
Los dioses también hacen una pausa. Sus tocados de plumas brillan de forma sobrenatural bajo el resplandor del sol mientras levantan la cabeza para mirarte a ti también.
Pero nadie se mueve de las cuatro figuras al pie de la pirámide de escaleras que subiste laboriosamente hace apenas unas horas.
“Aún es demasiado pronto”, se oye decir una voz. Pero los labios de nadie se movieron.
“Tu búsqueda aún no ha terminado”, te susurra otra voz al oído.
"Aún no los has encontrado todos", sisea una tercera voz.
“Sigue buscando y pronto encontrarás la verdad”, se ríe un cuarto.
Sorprendido, vuelves a abrir los ojos y miras la moneda que tienes en la mano. Brilla en tu mano como si acabara de ser acuñado.
Cuídalas mucho, valiente explorador, porque necesitarás esta moneda y todas las demás que has encontrado y encontrarás en tu búsqueda de la verdad.
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